Lunes 5 de julio: Hija ¡Levántate!

Mateo 9, 18-26

Tú fe te ha salvado.

 Este pasaje está cargado de fe. La fe de la Hemorroisa que sabe con solo tocar la orla del manto de Jesus quedará curada; la fe del centurión que le dice a Jesus, mi hija a muerto, pero ven tú a imponerle las manos y vivirá. Dos grandes maestros de la fe. Algo que me impresiona mucho, es que ninguno de estos dos tenía lo sacramentos, es decir, él bautismo que nos hace hijos de Dios, la comunión que nos abre la puerta al Amor, la confesión para limpiar y fortalecer el corazón para seguir caminando. Ellos sin tener los medios, con la sola experiencia de Cristo, son capaces de poner toda la confianza, despojarse de todo su racionalismo, y dar el salto de fe: Tu Señor lo puedes todo, incluso suavizar y sanar este corazón; tú puedes devolverme la vida que yo he perdido entre la superficialidad y el materialismo; tú puedes devolver el brillo a mis ojos y la alegría al corazón que el egoísmo y la vanidad me habían robado; tú puedes Señor hacer que vuelva la paz y la serenidad a mi alma, que las preocupaciones y sin sabores del día me habían robado. Ven, Señor, toca mi corazón y éste vivirá.

Propósito: dejarme tocar por el amor y la dulzura de mi Señor, ya sea en un atardecer, un cielo despejado, un momento de oración, un abrazo de un ser querido.