Mateo 10, 7-13
Vayan y proclamen por el camino que ya se acerca el Reino de los cielos.
Una vez más Cristo habla claramente, sin rodeos. Nos dice vayan y proclamen el evangelio, curen enfermos, leprosos, resuciten muertos, expulsen demonios… No nos pregunta ¿quieren?, si tienen ganas… es una orden, vayan. Nos dice “gratuitamente han recibido, denlo igual, gratuitamente”. Tenemos las gracias del bautismo, de la confirmación, de la eucaristía, todas las bendiciones del día a día. Recuerdo un letrero enorme que vi en la carretera hacia San Miguel de Allende, decía “vivir es increíble”. Es verdad, la vida es maravillosa, por eso hay que vivirla al máximo, como dice el Papa transmitir la alegría del evangelio. Ser feliz, amar la vida solo así podremos expulsar el demonio de la soberbia, curar la lepra de la vanidad y el egoísmo, resucitar al muerto de la superficialidad e indiferencia. Salir al mundo es salir de uno mismo. Como decíamos en la novena del Espíritu Santo, no rebajar la creación de Dios, más bien todo lo contrario, enaltecer Su creación siendo embajadores de Cristo, embajadores de Su amor.
Propósito: hoy servir al otro con alegría.