Martes 15 de junio: Amar en todo y a todos.

Mateo 5, 43-48

“Amad a vuestro enemigos”

El evangelio de hoy es más difícil que el de ayer: “Amar a los enemigos. Dios hace salir el sol sobre los justos e injustos, a todos nos quiere Dios. Sean perfectos como su Padre Celestial es Perfecto”. Querer y amar a los hijos,  a los compadres, a la familia, es relativamente fácil, pero al enemigo… Hay muchos casos heroicos, el Cardenal VanThuan, 13 años de cárcel, 9 en aislamiento y aún así lograba tocar el corazón de su carceleros, tanto así que los tenían que rotar para que no hicieran amistad. O Immaculee lIibagiza, la joven de Rwanda que estuvo escondida tres meses en un baño y escuchaba como asesinaban a todos los miembros de su familia y tiempo después va a la cárcel a visitar a los asesinos y a brindarles su perdón.

Es verdad son casos extraordinarios, y quizá no nos identifiquemos. Intentemos mirar a nuestro alrededor para ver quiénes son “nuestros enemigos” a los que hay que perdonar. Quizá está más cerca de lo que pensamos, el marido/la esposa que me dijo o no me dijo, me traicionó, la suegra que se mete en todo, la comadre que solo chismea, la amiga que hablo a mis espaldas, el amigo que me robo la idea del negocio, o quien me hizo una mala jugada, quien no nos invitó a la fiesta…en fin, los enemigos del día a día tiene nombre y apellido; quizá sean enemigos de grado menor peor a fin de cuentas llenan nuestro corazón de odio, enojo, rencor, envidia, coraje y eso no nos lleva a la perfección a la que nos llama Cristo. Hagamos un repaso y veamos a quien tenemos que perdonar, no sólo olvidar, sino perdonar, que es amar.

Propósito: perdonar de corazón ya sea con una llamada, una carta (aunque no la entreguemos) a XX.