Domingo 28 de marzo

Domingo de Ramos

Actitudes: apertura de corazón – alabanza – entrega

Entra Jesús a Jerusalén en un burrito. No escogió un corcel blanco, un pura sangre. No, lo más sencillo y humilde, eso escogió para su entrada triunfal a Jerusalén. Nosotros podríamos ser ese “burrito” en el cual Jesús se quiere subir para entrar a la “Jerusalén de hoy”, “mi Jerusalén”: familia, colegio, trabajo, sociedad, país. Dejemos que Cristo nos monte, que Él dirija mi vida; ¿nuestra misión? Ser como el burrito, sencillo, dócil, manso, lento pero seguro, mirada noble, paso firme… Que Cristo pueda entrar a muchos hogares a través de mí.

Otro aspecto de la liturgia de hoy es ese entusiasmo pasajero, las palabras de hoy, de hosanna, de alabanza, en un par de días serán gritos de odio, de blasfemia. Para que esto no nos suceda a nosotros, hay que dejar algo más que palmas, hay que dejar nuestro corazón, sencillo, manchado, sucio, quizá medio corroído o roto… No importa, pero dejarlo ahí, para que esta Semana Santa no sea una más, sino sea la Semana Santa en la que yo subo al calvario con Cristo y ahí crucifico mi pasado, para resucitar a una vida nueva con Cristo.

Propósito: hoy amar y sonreír; hoy darle a Cristo mi corazón.