Santos:
Beatos Jacinta y Francisco Marto
Santos Tiranio, Cenobio y Otros Mártires
Lucas 5:27-32
Sígueme. “He venido a llamar a los pecadores”….
En este pasaje vemos a un Cristo determinado, radical. Me encanta el “he venido a llamar a los pecadores”, y su “sígueme”. No hay si quieres, te gustaría, eres capaz; nada de eso, me atrevería a decir que por el contrario llama al mas pequeño, al más pecador. Así que nadie se salva de seguir a Cristo, ni el soberbio que diga: ¿como yo? , ni pequeño, ni pecador… así que paso, otro lo necesita y mucho; el que diga: ¿yo pequeño y pecador?, a ese también lo llama.
Ese sígueme es para tí y para mí. Para unos, como yo, es seguirlo dejándolo todo, para otros ese seguirlo, es en el día a día. Pero aunque yo ya lo deje todo, y tú? Todos estamos llamados a seguirlo en decir “si,” todos los días.
Levantarme de esa mesa de la soberbia, de la mesa del racionalismo, de la superficialidad, de la comodidad, de la conformidad. Que difícil es seguir a Cristo como imposición, pero si le miramos aquí en la Eucaristía y dejamos que esa mirada cargada de amor y ternura toque nuestro corazón y escuchamos ese sígueme, lo haríamos con gusto y con una sonrisa grabada, no solo en el rostro sino en el corazón.
Cristo me invita hoy a seguirle, hoy y cada día me invita a amar, a servir, a perdonar, a acompañar, a consolar.
Propósito: Hoy amaré y serviré y lo haré con una sonrisa.